En mi casa, los niños juegan translates in English to "In my house, the children play". In these houses (AKA Salones or Venues) where I am an invited guest for only 6-7 hours; I found myself becoming a witness to this innocent enchantment that is both personal and communal to me. Like a home is a sanctuary and a place of belonging, the places I've traveled to in this project symbolizes a cultural nest where generations converge. It is a container for collective memories, laughter , stories and traditions. The house is viewed as an allegory - it represents a shared space of identity, heritage and sanctuary. It can be a stage and both a corner for the celebration of life where life's most authentic moments unfold. The children playing speaks to a space of freedom. It does not just represent the youth but the cyclical nature of life and cultural renewal. Children represent both the present and future. You and i. The parties become a portal between the mundane world and a higher plane of cultural communion. Each beam of light, each pulsing sonic boom from the speakers all together drawing an arrow straight to the heart. It's a spin between the seen and unseen where music, light and movement and the people are both the language and the story itself.
In my house, the children play se traduce en español como "En mi casa, los niños juegan". En estas casas (también conocidas como Salones o Venues) donde soy una invitada por solo 6-7 horas; Me encontré a mí misma convirtiéndome en testiga de este encanto inocente que es a la vez personal y comunitario para mí. Al igual que un hogar es un santuario y un lugar de pertenencia, los lugares a los que he viajado en este proyecto simbolizan un nido cultural donde convergen las generaciones. Es un contenedor de memorias colectivas, risas, historias y tradiciones. La casa se ve como una alegoría: representa un espacio compartido de identidad, patrimonio y santuario. Puede ser un escenario y a la vez un rincón para la celebración de la vida donde se desarrollan los momentos más auténticos de la vida. El juego de los niños habla de un espacio de libertad. No representa solo a la juventud, sino la naturaleza cíclica de la vida y la renovación cultural. Los niños representan tanto el presente como el futuro. Tú y yo. Las fiestas se convierten en un portal entre el mundo mundano y un plano superior de comunión cultural. Cada rayo de luz, cada pulso sónico de los altavoces, todos juntos dibujan una flecha directamente al corazón. Es un giro entre lo visible y lo invisible donde la música, la luz y el movimiento y las personas son tanto el lenguaje como la historia misma.